Resumen
¿Te has preguntado alguna vez cómo puedes recibir el perdón de tus pecados? Enós, el hijo de Jacob y nieto de Lehi, oró a Dios “con potente oración” (Enós 1:4) pidiendo el perdón de sus pecados.
¿A qué recurres para recibir guía cuando tomas decisiones importantes en la vida? El Padre Celestial y Jesucristo han proporcionado las Escrituras como fuente principal de guía y ayuda para todos. Los libros de Jarom y Omni contienen varias enseñanzas que pueden bendecir tu vida.
¿Alguna vez has sido bendecido por la preparación previa de otra persona? ¿Qué influencia tuvo su preparación en tu experiencia? Mormón descubrió las planchas menores de Nefi después de haber hecho el compendio de una parte de los registros nefitas. Guiado por el Espíritu del Señor, Mormón incluyó las planchas menores “para un sabio propósito”, de acuerdo con la voluntad del Señor (véase Palabras de Mormón 1:3–7).
Podemos ser perdonados como Enós
El Élder Uchtdorf enseñó:
Una vez que nos hayamos arrepentido verdaderamente, Cristo nos librará de la carga de la culpabilidad por nuestros pecados. Sabremos por nosotros mismos que se nos ha perdonado y hecho limpios. El Espíritu Santo nos lo confirmará; Él es el Santificador. Ningún otro testimonio del perdón es más grande que ese (véase Dieter F. Uchtdorf, “El punto de retorno seguro”, Liahona, mayo de 2007, pág. 101).
¿Qué más debo saber acerca de la fe en Jesucristo?
El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, compartió lo siguiente:
Tener fe en el Señor es confiar en Él. No podemos tener verdadera fe en Él sin tener también absoluta confianza en Su voluntad y en Su propio tiempo. En consecuencia, por fuerte que sea nuestra fe, no puede producir un resultado contrario a la voluntad del Señor en quien la tenemos. Recuerden esto cuando sus oraciones no sean contestadas de la manera o en el momento en que ustedes lo desean. El ejercicio de la fe en el Señor Jesucristo está siempre supeditado al orden de los cielos, a la bondad y a la voluntad y a la sabiduría y al propio tiempo del Señor. Si tenemos esa clase de fe y confianza en Él, gozaremos de verdadera seguridad y serenidad en la vida (Dallin H. Oaks, “La Expiación y la fe”, Liahona, abril de 2008, pág. 8).
¿Qué puedo hacer a fin de mejorar la manera en que oro?
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo lo siguiente:
El objeto de nuestras oraciones no debe ser presentar una lista de deseos o una serie de peticiones, sino asegurar para nosotros y para los demás las bendiciones que Dios está ansioso por concedernos, de acuerdo con Su voluntad y Su tiempo. Nuestro Padre Celestial oye y contesta toda oración sincera, pero las respuestas que recibamos tal vez no sean las que esperemos ni nos lleguen cuando y como las deseemos […].
La oración es un privilegio y el deseo sincero del alma. Podemos ir más allá de las oraciones habituales y típicas y participar en oraciones sinceras al pedir apropiadamente con fe y actuar, al perseverar pacientemente a través de la prueba de nuestra fe, y al reconocer y aceptar con humildad que “no se haga mi voluntad, sino la Tuya” (David A. Bednar, “Pedir con fe”, Liahona, mayo de 2008, pág. 97).
Jarom - Omni
Los libros de Jarom y Omni describen la relación entre la rectitud y la prosperidad, en particular Jarom 1:7–12; y Omni 1:5–7, 12–18
Omni 1:12–22. ¿Quiénes son los distintos grupos de personas que se mencionan en el libro de Omni?
En el libro de Omni, aprendemos sobre tres grupos de personas que el Señor llevó a la tierra prometida. El primer grupo que se menciona es la familia de Lehi y sus descendientes. Un segundo grupo, llamado el pueblo de Zarahemla, o mulekitas, salió de Jerusalén y viajó a América aproximadamente en la misma época que la familia de Lehi. Se unieron a los nefitas durante el reinado de Mosíah (véase Omni 1:19). El tercer grupo fueron los jareditas, que llegaron a la tierra prometida mucho antes que los dos primeros grupos. Se destruyeron en guerras civiles entre los años 600 y 300 a. C. El último rey de los jareditas, un hombre llamado Coriántumr, sobrevivió a la destrucción y aparentemente anduvo errante hasta que encontró al pueblo de Zarahemla antes de morir (véase Omni 1:21). El libro de Éter contiene el compendio que Moroni hizo de un registro de los jareditas.
Omni 1:26. ¿Cómo puedo ofrecer mi alma entera a Jesucristo?
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:
[C]ada uno de nosotros ha de venir a Cristo con el […] compromiso inamovible para con Su evangelio […]. Como dirían los jóvenes de hoy en día, hemos de declarar que nos “lanzamos de lleno” (Jeffrey R. Holland, “La mayor posesión”, Liahona, noviembre de 2021, pág. 8).
El élder Neal A. Maxwell (1926–2004), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo que significa ofrecernos al Señor:
[E]l verdadero sacrificio personal no ha consistido nunca en poner un animal sobre el altar, sino en la disposición a poner en el altar el animal que está dentro de nosotros y dejarlo que se consuma (véase Neal A. Maxwell, “Absteneos de toda impiedad”, Liahona, julio de 1995, pág. 78).
Sobre el mismo tema, más adelante, el élder Maxwell enseñó lo siguiente:
[A]l someter su voluntad a Dios, están dándole lo único que pueden darle porque es lo que realmente les pertenece (Neal A. Maxwell, “Recordemos cuán misericordioso ha sido el Señor”, Liahona, mayo de 2004, pág. 46).
El hermano Russell T. Osguthorpe, quien prestó servicio como Presidente General de la Escuela Dominical, agregó:
[D]ar nuestra voluntad al Señor es algo que hacemos todos los días. No es un hecho aislado. No es el fin, sino el principio. Podemos decir lo que Él quiere que se diga. Podemos hacer lo que Él desea que se haga. Podemos ser testigos ante el mundo del Hijo Amado de Dios, todo porque deseamos hacer estas cosas. Cuando este cambio ocurre en el corazón, nuestra gratitud por la Expiación aumenta tanto que somos fortalecidos continuamente (véase Russell T. Osguthorpe, “Me entregaré a Él”, devocional del Sistema Educativo de la Iglesia para jóvenes adultos, 3 de noviembre de 2013).
Palabra de Mormón: Las planchas mayores y las planchas menores (1 Nefi 9)
Las planchas mayores de Nefi proporcionaban un registro más completo de la historia secular y cotidiana del pueblo. Los relatos registrados en las planchas menores de Nefi fueron seleccionados más minuciosamente y se enfocaban en los asuntos espirituales y en las enseñanzas de los profetas.
Palabras de Mormón 1:3–6, muestra el mandamiento que el Señor dio a Nefi de crear las planchas menores (1 Nefi 9:2–4). Una buena idea sería que cada persona pudiera tener sus propias planchas menores de su vida.