2 Nefi 26–30 | Una obra maravillosa y un prodigio

Escrito el 16/03/2024
Hernán Felipe Toledo

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Resumen

Jesucristo prometió llevar a cabo la obra maravillosa de la restauración de Su evangelio, incluido el Libro de Mormón, sobre la tierra en los últimos días. Nefi mencionó algunas de las ideas y estrategias falsas que utilizaría Satanás para tratar de apartar a las personas de Jesucristo. Explicó que el conocimiento del Padre Celestial suele llegar poco a poco, cuando estamos dispuestos a seguir recibiendo lo que Él nos enseña. Nefi también profetizó que, en los últimos días, muchas personas rechazarían el Libro de Mormón porque ya tenían la Biblia.

Una de las más grandes profecías

Por cuanto este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, mas su corazón ha alejado de mí, y su temor para conmigo le es inculcado por los preceptos de los hombres,

procederé yo, por tanto, a ejecutar una obra maravillosa entre este pueblo; sí, una obra maravillosa y un prodigio; porque la sabiduría de sus sabios e instruidos perecerá, y el entendimiento de sus prudentes será escondido (2 Nefi 27:25-26).

Esta obra maravillosa y prodigio se refiere al momento de la restauración, incluída la iglesia y el Libro de Mormón como gran testimonio.

Emma Smith (1804–1879), la esposa del Profeta, testificó de la ayuda divina que José recibió durante la traducción del Libro de Mormón:

José Smith no era capaz de escribir ni dictar una carta coherente y bien formulada, ni mucho menos dictar un libro como el Libro de Mormón. Y aunque participé activamente en las situaciones que ocurrieron […], me parece una maravilla, “una maravilla y un prodigio” […].

Creo que la autenticidad del Libro de Mormón es divina, no tengo la más mínima duda al respecto […]. Habría sido poco probable que un hombre culto pudiera hacer esto; y, para alguien tan ignorante e inculto como era él, era simplemente imposible (Emma Smith, en “Last Testimony of Sister Emma”, The Saints’ Herald, 1 de octubre de 1879, pág. 290).

¿En qué sentido la salida a luz del Libro de Mormón es una obra maravillosa y un prodigio?

El presidente Russell M. Nelson enseñó:

Piensen en el poco tiempo que le tomó a José traducir el Libro de Mormón. Trabajando entre abril y junio de 1828, José tradujo las 116 páginas que Martin Harris perdió más tarde. José comenzó a traducir de nuevo el martes 7 de abril de 1829, con Oliver Cowdery como escribiente. El manuscrito fue completado ochenta y cinco días después, el 30 de junio de ese año. Por supuesto, no todo ese tiempo lo pasó trabajando en la traducción. El Profeta y sus escribientes también dedicaron tiempo a comer, a dormir, a buscar empleo, a recibir el Sacerdocio Aarónico y el de Melquisedec, a hacer por lo menos un viaje (posiblemente dos) a Colesville, situado a unos cuarenta y ocho kilómetros (treinta millas) de distancia, a recibir y registrar trece revelaciones que ahora son secciones de Doctrina y Convenios, a mudarse de Harmony a Fayette, a adquirir los derechos de autor del Libro de Mormón y a comenzar a hacer los arreglos necesarios para su publicación. Haciendo una estimación prudente, hubo sesenta y cinco días o menos de trabajo en los cuales el Profeta y sus escribientes tradujeron este libro, que contiene 531 páginas en su edición actual [en inglés] (véase John W. Welch, Ensign, enero de 1988, págs. 46–47). Este cálculo da un promedio de ocho páginas por día. Tengan esto en cuenta si traducen un libro o al programar su propia lectura del Libro de Mormón (Russell M. Nelson, “A Treasured Testament”, Ensign, julio de 1993, págs. 61–62).

El élder Ulisses Soares, del Cuórum de los Doce Apóstoles, testificó:

El proceso de la traducción del Libro de Mormón fue […] un milagro. Este antiguo registro sagrado no fue “traducido” del modo tradicional que los eruditos traducirían un texto antiguo, es decir, estudiando ese idioma antiguo. Debemos considerar el proceso más como una “revelación” con la ayuda de instrumentos físicos que el Señor proporcionó y no como una “traducción” hecha por un experto en idiomas […]. La ayuda del Señor en la traducción de las planchas —o revelación, por así decirlo— también se vuelve evidente al considerar el milagro del corto tiempo que le tomó a José Smith traducirlas (Ulisses Soares, “La salida a luz del Libro de Mormón”, Liahona, mayo de 2020, pág. 33).

La influencia de Satanás en los últimos días

En 2 Nefi 28:5–9 podemos distinguir un futuro con muchos que serán engañados por el adversario, incluso con doctrina que aparentemente parecen ser muy cómodas de obedecer.

¿Qué otras enseñanzas y estrategias utiliza Satanás?

El élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, testificó:

Satanás es una serpiente sutil que penetra a hurtadillas la mente y el corazón cuando hemos bajado la guardia, afrontado una decepción o perdido la esperanza. Nos atrae con halagos, con la promesa de tranquilidad, consuelo o éxtasis pasajeros cuando estamos tristes. Justifica el orgullo, la falta de amabilidad, la deshonestidad, la insatisfacción y la inmoralidad y, con el tiempo, podemos “[dejar] de sentir” [1 Nefi 17:45]. El Espíritu nos puede abandonar (Ronald A. Rasband, “Edificar un fuerte de espiritualidad y protección”, Liahona, mayo de 2019, pág. 108).

Revelación

En el mismo capítulo 28 versículo 30 el Señor de todas maneras promete:

Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí

¿Cómo se aplica el principio de “línea por línea” a nuestro progreso espiritual?

El presidente Dieter F. Uchtdorf, en ese entonces miembro de la Primera Presidencia, explicó:

La revelación y el testimonio no siempre vienen con fuerza sobrecogedora. Para muchos, el testimonio viene lentamente, una porción a la vez. Algunas veces viene tan gradualmente que es difícil saber el momento exacto en que supimos que el Evangelio es verdadero. El Señor nos da “línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí” [2 Nefi 28:30] (Dieter F. Uchtdorf, “Su potencial, su privilegio”, Liahona, mayo de 2011, pág. 60).

¿Cómo puede ser una bendición el hecho de no recibir todas las respuestas a la vez?

El élder Richard G. Scott (1928–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Al caminar hacia el límite de tu entendimiento, internarte en las penumbras de la incertidumbre y ejercer la fe, serás guiado a encontrar soluciones que de otra forma no hallarías. A pesar de la firmeza de tu fe, Dios no siempre te recompensará de inmediato de acuerdo con tus deseos. Más bien, Dios te responderá con lo que, según Su plan eterno, sea lo mejor para ti, en el momento de mayor provecho. Agradece que a veces Dios te deje esforzarte por mucho tiempo antes de que llegue la respuesta. Eso hace que tu fe aumente y se desarrolle tu carácter (Richard G. Scott, “El poder transformador de la fe y del carácter”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 44).

El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió lo siguiente acerca de una ocasión en que la solución a un problema importante no llegó rápidamente, a pesar de sus oraciones sinceras:

Aunque en aquel entonces sufrí, ahora estoy agradecido de que no hubo una solución rápida a mi problema. El hecho de que me vi obligado a buscar la ayuda de Dios casi a diario por un extenso período de años me enseñó la manera de orar verdaderamente y de recibir respuestas a esas oraciones; y me enseñó de manera práctica a tener fe en Dios. Llegué a conocer a mi Salvador y a mi Padre Celestial de un modo y hasta un punto que no hubiera logrado de otra forma, o que me habría llevado mucho más tiempo […]; aprendí a confiar en el Señor con todo mi corazón; aprendí a caminar con Él día a día (D. Todd Christofferson, “Reconocer la mano de Dios en nuestras bendiciones diarias”, Liahona, enero de 2012, pág. 27).

Aceptación de El Libro de Mormón

Al inicio del capítulo 29 se advierte que muchos rechazarán El Libro de Mormón por ya tener una Biblia, aún cuando la misma biblia es una colección de muchos libros y testimonio vivo de que se necesitan muchos testigos de Jesucristo. Desde el versículo 7 el Señor enseña que puede haber tantas escrituras como sean necesarias.

¿Habrá más libros de Escrituras en el futuro?

El presidente Dallin H. Oaks, de la Primera Presidencia, dijo:

[E]l Señor hará finalmente que las enseñanzas inspiradas que ha dado a Sus hijos en diversas naciones salgan a luz para beneficio de toda la gente; en ellas se incluirán los relatos de la visita del Señor resucitado a lo que llamamos las tribus perdidas de Israel y Sus revelaciones para toda la simiente de Abraham […].

Cuando salgan a luz los nuevos escritos —y saldrán, de acuerdo con las profecías—, esperamos que no los traten con el mismo rechazo con que algunos han tratado el Libro de Mormón porque ya tenían una Biblia (Dallin H. Oaks, “Para todos los hombres, de todas partes”, Liahona, mayo de 2006, pág. 80).

La restauración final

El capítulo 30, pese a todo aparentemente mal pronóstico, declara que la restauración sucederá en todo ámbito, tanto el evangelio como el mismo pueblo del Señor serán restaurados, incluidos los gentiles que serán parte del convenio.